El porqué de las decisiones
Eduardo Gismera, consultor y formador, explica la importancia y el poder de la toma de decisiones. Algo que hacemos a diario.
Eduardo Gismera
Consultor
Con lo que sabemos hoy el mundo no habría actuado como actuó ayer. Muchas guerras, pandemias catástrofes, quiebras y accidentes se podrían haber evitado, o al menos, minimizado su impacto. Pero, es aquí donde reside el poder de nuestras decisiones. “Las grandes decisiones de nuestra vida han dependido de 4 o 5 momentos que ocurrieron de forma inconsciente”, explica Eduardo Gismera, consultor y formador, en este vídeo. La toma de decisiones es un proceso sistemático y racional que consiste en escoger entre varias alternativas la mejor opción para nosotros o para la consecución de una meta o beneficio.
Tomamos decisiones a diario. Algunas son rutinarias y poco determinantes de los acontecimientos que suceden en nuestra vida, son inconscientes y van ligadas a nuestros comportamientos y hábitos de vida. Pero, otras son cruciales hasta el punto de condicionarnos la personalidad, la clase social, la descendencia, e incluso la trascendencia del ser.
Decidir es renunciar.
Cuando amamos decidimos. Al igual que en el terreno personal, en el profesional, las elecciones que se realizan determinan el éxito del negocio. Por eso, es muy importante conocer todas las opciones y establecer un proceso racional que valore todas las consecuencias de esas decisiones.
Consciencia y reflexión
Todo el mundo decide. Es una condición intrínseca a la naturaleza humana, pero, como apunta Eduardo, las personas que, por su profesión o cargo dentro de una organización, toman decisiones de gran magnitud, son más conscientes. “cuanto más conscientes somos de que tenemos que tomar decisiones, más acostumbrados estamos a hacerlo”. Pero, ¿qué pasa si no tomamos ninguna decisión? Que las cosas siguen su curso. Como explica Gismera, “a veces, tomar decisiones no importa”. Las elecciones que tomamos desde el compromiso nos acercan más al objetivo, pero debemos tomarlas pensando que lo mismo no llegamos a ningún lugar con ellas”.
En conclusión, las decisiones han de ser un cauce por donde trascurrir y no un muro infranqueable que frene nuestro destino, porque la vida es una constante toma de decisiones con la que construimos nuestra realidad.