A la hora de crear una tienda online tenemos que pensar la estructura y el diseño de la plataforma en donde vamos a exponer nuestros productos.

Si estamos haciendo los deberes con el proceso de digitalización, sabremos que hay más de un canal para llegar a contactar con el cliente. ¡Esto nos obliga a diseñar múltiples plataformas!

No es lo mismo que el cliente acceda a nuestra web por WhatsApp, por Facebook, por Instagram o por la web. Y sin embargo debemos tener todas estas redes completamente conectadas para que una misma persona pueda comprar por el móvil y de repente decida continuar el proceso en el ordenador.

Cada empresa y negocio tiene que analizar su caso, para determinar hasta qué punto estar presente en estas plataformas supone una ventaja o un inconveniente para la optimización de las ventas y la rentabilidad del negocio. Una opción que apuntan algunos expertos del retail es valorar esta alternativa como complemento al propio canal de venta online.

Adaptarse a los hábitos de los clientes es lo más difícil de todo. Pero si vamos guardando la información necesaria sobre su comportamiento en red, a la larga podemos recurrir a las técnicas de Big Data que nos ayudan a estudiar el comportamiento de los clientes y aprovecharlo.

Repasando las ventajas de tener un ecommerce, todo parecen buenas noticias: ahorro de costes, capacidad de llegar a muchos clientes distintos a través de la red, tener un posicionamiento online alto y hacer venta cruzada. Pero, sin embargo, un ecommerce tiene que lidiar con las comisiones por transacción, la guerra de precios y la salvaje competencia online.

Según nuestra colaboradora Tamara Lucas hay que tener una estrategia social para el ecommerce, las pymes tienen que darse una oportunidad en redes: “volvemos a ser tenderos online”, explica Lucas. Pero, también hay que cultivar mucha paciencia.